Fecha: 17-7-2011
Participantes: Silvia y Fernando.
Distancia: 11,5 km (circular)
Tiempo: 2 horas 50 minutos (sin contar paradas)
Dificultad: Media sin dificultades técnicas
Recorrido: Villel-Barranco de Los Trancos-Embalse-Santuario de La Fuensanta-Villel
Recomendaciones: Llevar calzado cómodo de montaña, gorra y agua suficiente. Tomar extrema precaución en el barranco a pesar de que está muy bien acondicionado para su acceso. No entrar con niños en el barranco.
Acceso: Por la Autovía Mudéjar A-23 Valencia-Zaragoza, saldremos en cualquiera de las salidas que indiquen Cuenca. Tomaremos la carretera nacional N-330, que también la podemos tomar desde Teruel capital. Primero pasaremos por Villastar, y en unos kilómetros llegamos a Villel. Podemos dejar el vehículo en el primer desvío a la derecha antes de entrar al núcleo principal de la población, hasta llegar al indicador que inicia la ruta.
Comenzamos nuestra ruta en la población turolense de Villel. En la primera entrada a la derecha, a muy pocos metros veremos los carteles indicadores. Podemos dejar allí mismo el vehículo.
Tras pasar el riachuelo, nos adentramos por una pista de tierra. A nuestra izquierda veremos campos de cultivo, mientras a nuestra derecha veremos un paisaje estepario, a base de suelos yesíferos y arcillas de diferentes gamas de color, donde predominan plantas típicas de estos suelos como la Gypsophila hispanica y el Ononis tridentata.
El camino sigue en todo momento junto a las marcas del GR-10, pintadas en rojo y blanco. Llega un momento en que el GR-10 se desvía hacia la derecha, y seguiremos los indicadores hasta llegar a una zona donde se juntan varios manantiales de agua cristalina.
Desde aquí, veremos como la senda que va hacia el Barranco de los Trancos, se va estrechando y de repente se introduce entre dos altas paredes de roca caliza. Caminando por estos estrechos, podemos disfrutar de un lugar encantador donde la luz del sol apenas penetra con fuerza debido a la estrechez del paso y a la altura de las paredes.
Con mucha precaución iremos ascendiendo y disfrutando de un lugar tan encantador. El barranco está perfectamente equipado, y una persona que tenga un mínimo de precaución y habilidad no tendrá ningún problema. Nos encontraremos con pasarelas, presas de metal y pasamanos de cable de acero para ayudarnos con las manos.
Curiosamente, nos hemos encontrado dentro del barranco un aprendiz de vuelo, que no podía volver al nido. Lo hemos dejado en una zona más amplia con la intención de que la madre lo fuera a buscar para alimentarlo y acercarlo al nido. El caso es que en el camino de vuelta el pajarillo ya no estaba. Se trata de un volatón de carbonero común según "Javier 16" del Blog La Naturaleza que nos queda, el cual recomiendo visitar. En el interior también nos hemos encontrado con mariposas, principalmente de las especie Hipparchia alcyone.
Es una gozada caminar por un terreno tan abrupto. Después de superar varios saltos todos equipados, llega un momento en que el barranco sale de los estrechos. Si siguiéramos por él, podríamos llegar hacia la población de Rubiales. En nuestro caso hemos decidido volver por el mismo barranco hasta el camino que habíamos abandonado.
Tomaremos otro rumbo, que en unos minutos nos llevará por la pista de tierra hasta un pequeño embalse. Tras pasar por encima de la presa del embalse, lo vamos rodeando siguiendo una senda estrecha que no está marcada, pero sí se puede distinguir bien.
Ascenderemos por ella y poco a poco el embalse se va alejando rodeado de terrenos esteparios donde hay poco arbolado. Una vez lleguemos al punto más elevado, la senda comienza a descender hasta llegar a una pista de tierra que va junto al barranco del Hocino. El paisaje comienza a cambiar y empezamos a ver montañas con pinos en lugar de los paisajes esteparios.
Siguiendo esta pista hacia nuestra izquierda, llegamos al Santuario de la virgen de la Fuensanta, con origen en S. XVI. Allí disponemos de fuente y de varias instalaciones que configuran un área de recreo dotada de los servicios necesarios.
Este santuario, resulta un lugar interesante relacionado con diversas romerías asociadas a las fiestas religiosas de la población.
A partir de este punto, el camino está asfaltado, y lo seguiremos sin abandonarlo hasta llegar de nuevo al punto de partida.
Fuentes: