miércoles, 29 de junio de 2011

SAN BLAS – EMBALSE DEL ARQUILLO. Teruel


Fecha: 26-6-2011
Participantes: Silvia y Fernando.
Distancia: 8,3 km (ida i vuelta, volviendo por la senda panorámica)
Tiempo: 2 horas 10 minutos (sin contar paradas)
Dificultad: Baja
Recorrido: San Blas-Fuente de la Señorita-Embalse del Arquillo-Sendero Panorámico-San Blas
Recomendaciones: Llevar calzado cómodo de montaña, gorra y agua suficiente. Si es verano, se puede pegar un chapuzón en el río. Respetar el entorno, sobre todo el de Los Estrechos.
Acceso: Por la Autovía Mudéjar A-23 Valencia-Zaragoza, tomamos la salida Teruel norte por la N-420. Cuando lleguemos a la rotonda, tomaremos dirección San Blas por la carretera A-1513. Pasado San Blas,   justo antes de cruzar el río Guadalaviar veremos un camino de tierra a mano derecha que en unos metros nos indicará la zona de parking
La decisión de realizar esta ruta, vino gracias a las imágenes y palabras que hace unos días pude ver en el Blog Un Soñador por las Cumbres, donde nuestro amigo Luis nos muestra su pasión por la naturaleza a través de la imagen y de la palabra. Recomiendo echar un vistazo a este Blog, garantizando el disfrute.
Las aguas del río Guadalaviar, “Río Blanco”, que recibe su nombre del árabe, nacen en el municipio turolense que le da nombre. Posteriormente, tras atravesar la ciudad de Teruel y recibir las aguas del río Alfambra, se convierte en el Río Turia hasta llegar a su desembocadura en la Capital del Turia.
En este tramo de  gran belleza, las aguas descienden por un precioso cañón entre paredes de roca caliza erosionadas por la acción del agua con el paso de los años.
Es recorrido está muy bien señalizado y acondicionado con puentes, pasarelas metálicas acompañadas de pasamanos, escalones de madera, barandillas… El desnivel no es muy fuerte, lo que lo hace ideal para un amplio público. El recorrido no es muy largo.
Durante todo el recorrido nos acompaña a frescura y el sonido del agua. Destaca la vegetación de ribera, a base de álamo negro, sauces, fresnos, carrizos y diversos arbustos como la cornicabra, la guillomera, el espino albar, el espino negro…En muchos tramos la frondosidad es espectacular.
En uno de los tramos más bellos, nos encontramos con una antigua obra hidráulica que es la antigua presa del Arquillo, donde se ve perfectamente la estructura construida en piedra.
Comenzamos la ruta el las inmediaciones de San Blas, justo antes de cruzar el río. En muy pocos metros, nos podemos acercar a la fuente de la Señorita, para introducirnos en una senda de belleza espectacular. Nos encontraremos con varias pozas de agua limpia y una densa vegetación de ribera en todo el recorrido.
Llegará un momento en que nos encontraremos con unos estrechos entre dos paredes de roca, donde podremos acceder con facilidad gracias a las excelentes instalaciones de pasarelas aéreas adosadas a las paredes de roca. Al final de este gran estrecho veremos los restos de la presa antigua.
Al final del sendero, nos encontraremos con una gran pared, que es la presa actual del embalse del Arquillo. 
Si está abierta, podemos ver el chorro de agua que sale con alta presión. Siguiendo las indicaciones por los escalones adaptados, llegaremos a la corona de la presa.


El embalse es un lugar ideal para el ocio en verano. Hay un área de recreo y existe la posibilidad de alquilar patines de pedales o de alquilar piraguas. 
No está de más un buen chapuzón para nadar en un día tan duro como el que nos ha tocado.

En la vuelta hemos optado por hacer un tramo que puede resultar un poco pesado por el desnivel, pero está bien acondicionado. 
Vale la pena contemplar las impresionantes panorámicas por donde transcurre el río, con altas paredes de roca y el fondo verde de vegetación. Este tramo es opcional, pues vuelve de nuevo al sendero principal.
Una serie de elementos de obra hidráulica, como acequias, azudes y presas, dan una idea del aprovechamiento del agua a lo largo de nuestra historia. Unas veces con destino al suministro de riego y otras con el fin de producir energía.
La arruinada antigua presa del Arquillo, cuya base de piedra podemos contemplar, puede remontarse a la época romana, así como el azud de la acequia del Cubo. También los restos de la antigua presa medieval en las proximidades de la Fuente de la Señorita son un elemento de interés. En otras épocas el agua también se utilizaba en molinos, batanes y lavaderos. El actual embalse del Arquillo, se remonta a 1967, con una capacidad de 22 m3 y unos 8,5 km de longitud hasta la cola.

domingo, 19 de junio de 2011

HACE VEINTE AÑOS…

Hace veinte años que fui por primera vez a los Pirineos con idea de hacer una ruta. Curiosamente, no fue por casualidad, ya que las casualidades no existen.

Desde pequeño, siempre había tenido contacto directo con el Medio Rural-Natural durante los meses estivales que pasaba en un pequeño pueblo Turolense, donde las montañas y el río son una fuente inagotable de recursos contra el aburrimiento además de la mejor escuela. Por otra parte, la relación familiar con el mundo de la horticultura ornamental, también facilitaban una estrecha relación con el mundo de las plantas.
Pero un hecho determinante precursor de esta ruta, fue la amistad de mi madre con la señora Julia. Esta señora siempre me contaba que era originaria de un lugar conocido como Siresa, en el corazón del Valle de Hecho (Huesca), en pleno Pirineo Aragonés. 
Siempre que la señora Julia enviaba postales para felicitar a mi madre en verano, me sentía identificado con esas imágenes del pirineo, de Sirena y de la Selva de Oza. Todavía conservo con todo mi cariño una de esas postales que despertaban mi interés por el mundo pirenaico. Esta encantadora señora siempre me hablaba de la belleza de su tierra y siempre nos comentaba que a ver cuando podríamos por allí.

Pasaron los años, y la señora Julia se fue a vivir a Zaragoza, pero no tardó mucho tiempo en dejarnos para siempre. Siempre llevaré su recuerdo conmigo.
Por fin, después de tantos años, decidí en compañía de mis amigos Javier y Antonio en hacer una ruta por aquella zona que yo tanto deseaba visitar. Decidimos hacer el Viaje en tren, esos viajes que ya no se hacen hoy en día cuando vamos desde lejos al Pirineo. Partimos de Valencia a Zaragoza. Tras visitar el palacio de la Aljafería, tomamos el tren que nos llevaría hasta Jaca. Aquella noche, la pasamos en un camping que estaba en la carretera de Puente la Reina y al día siguiente, pudimos visitar la ciudad, para por la tarde tomar el autobús que nos llevaría hasta Ansó. No era un autobús de estos cómodos que tenemos hoy en día, pero tenía cierto encanto, incluso de un frenazo salieron varias partes bajas de los asientos volando. Recuerdo que el chofer nos llamaba “mochileros”. Cuando llegamos a Ansó, había fiestas locales y estaban haciendo una corrida cómica con un becerro. Conseguimos provisiones para iniciar el camino. Nunca olvidaré el aroma y sabor del pan que compramos, hoy no es tan fácil encontrar un pan como aquel.
Empezó a anochecer, y nos fuimos carretera arriba, hasta que vimos un lugar junto a un puente para poder pernoctar, ya que la noche se nos había echado encima. Estábamos junto al río Veral. Las babosas que estaban sobre la hierba eran enormes comparado con las que estábamos acostumbradas a ver.
Con la luz del día decidimos emprender el camino hacia Zuriza. Era la primera vez que veía bosques con abetos y hayas. Me impresionaba ver la densidad de los bosques, tan densos que si te adentrabas en ellos tenías la sensación de que te quedabas a oscuras. Todavía no se había puesto el sol, cuando tras pasar el refugio de Linza tomamos sendero hacia arriba, hasta que bien entrada la noche, no pudimos continuar y montamos la tienda. Las vacas campaban a sus anchas por los alrededores.
Al amanecer, desmontamos la tienda y pudimos contemplar la belleza del paisaje. Continuando por la senda, nos sentimos emocionados cuando llegado un punto nos dimos cuenta de que estábamos dentro del país vecino, Francia. Sorprendía el verdor que se asomaba entre la niebla que en ocasiones se acercaba. 
Pasamos rodeando una montaña conocida como el Petrechema, con la idea de ir al ibón de Acherito. Vimos un refugio de montaña abierto, y nos pusimos a comer allí. Hacia el Sur se divisaba el castillo de Acher, pero de repente, sin saber como, el cielo se cubrió, y vimos una cortina de agua que rápidamente se nos acercaba. A partir de ese momento, no sabíamos qué hacer, y decidimos bajar el barranco con todo el temporal. El agua cada vez era más fuerte.
En aquella época yo no tenía las botas de montaña que tengo ahora, iba muchas veces con zapatillas deportivas y con una mochila de esas incómodas que llevaban un armazón de metal. Tampoco chubasquero decente. Por suerte Antonio era el único de los tres que llevaba chubasquero decente y salvó del agua su mochila. Javier y yo, llevábamos la mochila tan calada de agua que el peso nos torturaba.
Bajando y bajando, la luz del cielo empezó a debilitarse, y más con el fuerte temporal que teníamos encima. Al llegar al final del barranco, vimos unas instalaciones militares en estado deteriorado. Cual fue nuestra sorpresa cuando una puerta de color verde se podía abrir, y al menos quedaba parte del tejado construido con placas de fibrocemento, manteniendo un espacio reducido de unos 3 metros cuadrados seco. El resto estaba todo inundado. Se trataba de unas cocinas militares, con fogones de leña. Cuando nos dimos cuenta de que se nos había acabado el agua, con la marmita de la cantimplora comenzamos a recoger el agua que escurría por el tejado para poder beber.
Como pudimos, montamos un tenderete y extendimos sobre el suelo la tienda de campaña con la idea de dormir sobre ella. Menos mal que Antonio nos pudo dejar ropa, pues la noche era fresca y estábamos empapados desde la cabeza hasta los pies. Acoplándonos al espacio disponible nos tumbamos para pasar la noche como fuera.
Al día siguiente, el cielo amaneció cubierto, y los picos salpicados de blanco con las primeras nieves. Tras comer algo, nos pusimos al hombro nuestras mochilas, y nos fuimos en busca de la pista que nos llevaría hasta Siresa.
Cuando llegamos a la población, lo primero que nos sorprendió fue la iglesia de San Pedro con origen del S IX, una de las edificaciones más representativas del románico español. Buscamos una pensión donde alojarnos y nos fuimos a tomar unas cervezas. De repente, vi que esa postal que conservo desde pequeño, cuadraba con la imagen que tenía delante de mis ojos. Se trataba de una casa con una parra y una chimenea pirenaica de piedra. Pregunté, y me dijeron que esa era la casa de la señora Julia. Sentí una gran emoción. Nos acercamos, y había un señor en la entrada, que nos hizo pasar. Yo me presenté y el me dijo que se llamaba Ángel y que era primo de la señora Julia. Tuvimos una agradable conversación el la que él me comentó de las temporadas que pasaba con su prima cuando se acercaba a Valencia, sobre el barrio, sobre el horno de la señora Pura, de Toniqueta…
Creo que en ese momento tuve la sensación de haber cumplido una ilusión que rondaba por mi mente, la de conocer el Pirineo y la de conocer la tierra de la señora Julia. A partir de aquel momento, comencé a conocer en viajes posteriores otras partes del Pirineo que han llenado mi vida de emociones.
En aquella ocasión, Javier decidió llevar la cámara con un carrete en blanco y negro, para hacer fotografías diferentes aunque se solían hacer en color. También llevábamos otra cámara con carrete en color .No era tan fácil como hoy en día con la fotografía digital.

Tampoco teníamos GPS, los mapas topográficos y la brújula eras las dos herramientas que nos ayudaban a trazar nuestro sendero
Quiero dar las gracias a Javier y a Antonio, que me acompañaron en aquella empresa tan interesante. Un viaje que nunca olvidaremos, lleno de innumerables anécdotas, como las vacas comiéndose nuestra comida o la señora de la pensión que nos puso el despertador por la rendija de la puerta con la hora equivocada y casi perdimos el único autobús que había hacia Jaca.
Todavía conservo con cariño los planos topográficos que utilizamos. He tratado de dibujar aproximadamante el recorrido que hicimos.

martes, 14 de junio de 2011

Anthocharis euphenoides.

Curiosamente es una de estas especies de mariposa que nunca consigo fotografiar porque son muy inquietas. Su vuelo es un remolino de color. Pero hace unos días tuve la suerte de verla posada y se dejó fotografiar, por arriba y de perfil, casi me atrevo a decir que se comportó como una modelo profesional. Tal vez las primeras horas de la mañana estuvieron de mi parte, ya que su actividad aumenta conforme el sol comienza a calentar. La fotografía se tomó en el río Ebrón, en las proximidades de la población turolense de Tormón.

Conocida con el nombre común de Bandera Española. Pertenece a la familia de los Piéridos.
Fácil de identificar por el color amarillo de sus alas y los extremos en naranja muy vivo. La hembra tiene colores más discretos y palidecidos. Entre el naranja y el amarillo, vemos una línea negruzca en los machos. El reverso es similar en las alas anteriores pero las posteriores son diferentes, con dibujos en tonos verdosos.

Ampliamente distribuida por la península Ibérica (ausente en el norte de Portugal y parte de Galicia), Sureste de Francia, y algunos puntos de Suiza y Norte de Italia. La podemos localizar desde el nivel del mar hasta los 2000 m de altitud. Tiene un periodo de vuelo de abril a mayo. Fácil de ver el zonas con flores y claros de bosque.

La larva se alimenta de diferentes crucíferas, de los géneros Biscutella sp., Brassica sp.Rapa sp., Erucastrum sp….


Fuentes:

- Tolman, Tom & Lewington, Richard; 1997; “Guía de las Mariposas de España y Europa”; 1ª Ed. En castellano, 2002; Lynx Editions.




domingo, 12 de junio de 2011

SUNSHINE AWARD


Naturaleza y Medio Rural recibe el premio Sunshine Award  a través del Blog Sedimentos, un espacio donde se funde la imagen con la poesía y los sentimientos.
¡Gracias Teca!
Es muy gratificante cada vez que descubres que alguien en la red siente interés por las palabras y las imágenes que se van publicando, compartiendo al mismo tiempo comentarios y ampliando la red de amistades.

Según las reglas , tengo que compartirlo con otros 12 Blogs. Es muy difícil decidir, dado los blogs tan estupendos que hay el la Red y otros ya lo han recibido. He decidido escoger algunos que todavía no hayan recibido este presente con el fin de que lo puedan hacer extensivo. (Que nadie se sienta obligado).


Recibir el premio supone respetar unos requisitos y os lo pongo a continuación:
Requisitos para seguir el premio:
1. Guarda la imagen y postéala en tu blog.
2. Pasa este premio a 12 bloggers. 
3. Pon un link a los nominados. 
4. Haz saber a los nominados que han recibido este premio comentando en sus blogs. 
5. Comparte tu aprecio y pon un link al blog de la persona de la que recibiste este premio.

Comparto este premio con los Blogs:







HERVÁS EN CUATRO SALTOS

Villacarrillo y su Biodiversidad




lunes, 6 de junio de 2011

ESTRECHOS DEL RÍO EBRÓN. TORMÓN - EL CUERVO. Teruel

Fecha: 5-6-2011
Participantes: Silvia, José Ramón, Dani, Paco, Raúl, Alberto, Juan Antonio y Fernando.
Distancia: 16,2 km ida y vuelta
Tiempo: 4 horas 10 minutos (sin contar paradas)
Dificultad: Media-baja
Recorrido: Tormón-Puente Natural de la Fonseca-Estrechos del Río Ebrón-Área de Recreo-El Cuervo-Área de Recreo-Estrechos del Río Ebrón- Mirador-Tormón.
Recomendaciones: Llevar calzado cómodo de montaña, gorra y agua suficiente. Si es verano, se puede pegar un chapuzón en el río. Respetar el entorno, sobre todo el de Los Estrechos.
Acceso: Por la Autovía Mudéjar A-23 Valencia-Zaragoza, tomamos la salida Teruel norte por la N-420. Cuando lleguemos a la Rotonda, tomaremos dirección San Blas por la carretera A-1513. Pasados San Blas y El Campillo, tomaremos a nuestra izquierda el desvío en dirección a Rubiales. Sin llegar a entrar en Rubiales, seguiremos la carretera VF-TE-13 hacia Tormón. Pasado el pueblo, veremos a nuestra derecha un descampado donde se pueden dejar los vehículos y el indicador de la senda hacia Los Estrechos a nuestra izquierda.
Ha sido un lujo para Silvia y para mí compartir sendero con una gente tan estupenda como Dani del Blog Per Dalt i Per Baix, José Ramón del Blog Trotasendas, y todos los demás compañeros allegados como Paco, Raúl, Alberto y Juan Antonio. El inicio de esta ruta compartida, tuvo lugar en los comentarios que suelo dejar a los gestores del los Blogs de senderismo mencionados. Recomiendo que echéis un vistazo a estos Blogs que son especialistas en senderismo. La jornada ha sido excelente y divertida.
La experiencia ha sido muy positiva, es un privilegio poder compartir ruta con personas que también comparten conocimientos, ideas y el buen humor.
Comenzamos nuestra ruta en las proximidades de la población turolense de Tormón. Esta zona se encuentra ubicada en la Sierra de Albarracín. La senda se inicia pasando la población y tomándola a la izquierda de la carretera que va hacia Alobras.
Comenzamos por un camino, que poco a poco se va estrechando. Al principio pasamos por un bosquete de pinos, que nos acercará hacia el Puente Natural de la Fonseca.
Este puente se ha formado con de modo natural con materiales travertínicos. El Río Ebrón transcurre por el fondo, entre dos grandes paredes. La erosión del agua con el paso de los años a permitido el desgaste de los materiales del suelo, quedando el río festoneado por dos grandes paredes que confieren una belleza al paisaje.
El Puente Natural, es una formación de materiales que ha permanecido, manteniendo unidas estas paredes por la parte más elevada.
Siguiendo la senda, las paredes pasan a ser más anchas, quedando distanciadas, y verdes prados en la margen derecha del río en sentido descendiente. Hemos tenido la suerte de disfrutar de ver dos corzos que estaban pastando en los prados y un zorro que pasaba por delante de nosotros.
Avanzando por la senda, llegaremos a nuestro primer puente, que nos ayuda a atravesar el río. (Hasta hace muy poquito había que mojarse los pies en varios puntos). Llega un momento en que el río se encajona de nuevo, dando lugar a un entorno muy bello entre dos paredes, con transparentes pozas de agua, conocido como los Estrechos del Río Ebrón.
El acceso resulta fácil gracias a las instalaciones de unas pasarelas en uno de los laterales, accediendo por ellas sin gran dificultad, incluso en algunos momentos tendremos cables de acero para ayudarnos con las manos.
Pasados Los Estrechos, el río sigue transcurriendo por un cauce un poco más amplio, donde reina la vegetación de ribera, con chopos, sauces y juncos. Avanzando, llegaremos a un Área de Recreo donde podemos descansar y tomar algo. En este punto, también hay una pequeña senda que nos acerca a un mirador para contemplar en cauce desde lo alto.
Avanzando por un camino entre chopos y fértiles huertos cultivados que transcurren próximos al río llegaremos a la población de El Cuervo. 
A la vuelta, hemos decidido desviarnos de la senda, por una ruta alternativa que nos ha permitido ver las vistas más bellas del río Ebrón y su entorno. El punto está bien indicado, y este sendero alternativo vuelve de nuevo al principal.
Destaca  la diversidad de aromáticas como el tomillo, el espliego, la ajedrea, la salvia, la menta de caballo, la ontina, el romero…
También hemos tenido la ocasión de disfrutar de la culebra viperina (Natrix maura) en las proximidades del río, orquídeas como Anacamptis pyramidalis y Cephalantera rubra. Entre los lepidópteros nos hemos encontrado con Anthocharis euphenoides, la mariposa del majuelo o (Aporia crataegi) y la saltacercas (Lasiommata megera) entre otras.
Ante todo dar las gracias a todos los compañeros que han compartido esta ruta.


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